lunes, 7 de septiembre de 2009

Amigos y rivales

Unas de las tantas cosas que un hermano mayor debe hacer es acompañar (si amerita el caso) al hermano a las fiestas. Esto pasó hace tiempo cuando mi hermano bordeaba los 15 y lo acompañe a una fiesta por una zona que conocía. Si bien la zona no era tan peligrosa pero se corría un riesgo cuando a veces llegaban pandillas de otras zonas para buscar pelea.

Mi hermano Daniel fue acompañado de su amigo Jhonny y nos habremos quedado en la fiesta hasta las 2 ó 3 de la mañana aproximadamente. Como dije, conocía la zona pues varios de los que viven por ahí los había conocido de los partidos de fulbito que jugaba en un parque cercano. En la fiesta me encontré con un par de ellos por lo que la fiesta no me fue aburrida.

Pasada de la media noche, bajó una de esas pandillas tratando de entrar a la fiesta pero como eran pocos no se atrevieron a armar pelea así que se posicionaron en una esquina para tomar algún licor.

Ya de madrugada, salimos de la fiesta mi hermano, su amigo y que escribe teniendo el cuidado de no ir por la esquina donde estaba la pandilla, así que nos fuimos por el otro lado. Al voltear la otra esquina dirigí mi mirada hacia el grupito y observe que dos de ellos comenzaron a venir hacia nosotros. Sin tratar de alarmar a mi hermano y a su amigo, les dije que se apuraban.

A una cuadra de la avenida que teníamos que cruzar para entrar a nuestro barrio, volteé la mirada y vi que los dos estaban a media cuadra de nosotros y uno de ellos tenía una botella. Hice cruzar a mi hermano y su amigo la avenida y me quedé a la mitad de ésta con la intención de buscar la forma de hacer tiempo para que los dos muchachos lleguen a sus casas mientras yo buscaría la forma de arreglármelas... ¡Eran solo dos y supongo que medio pasaditos de copas por lo que si peleaba contra ellos tenia cierta ventaja! me dije a mi mismo mientra veía a mi hermano perderse por la calle que lleva a mi barrio.

Al sentirlos cerca me freno y volteo para encararlos. Mientras observaba que uno de ellos tenía una botella de licor en una mano y lo medio borrachines que estaban. Uno de ellos se me acercó y me dijo ¡Pablo!... ¿eres tu?

Me quedé confundido con ésta pregunta y al observarlo con más deteniendo observe que era un viejo conocido de colegio que hacía años no lo veía. Nos dimos una par de palmadas en la espada y le dijo a su compañero: Es mi pata del colegio, sueva con él.

Yo le digo: ¿Así que me querías borrar? - ¡Nada!, me respondió - ¡Quería pedirte prestado para comprar otro trago! me dijo mi ex compañero de colegio dándome su botella con el poco licor que quedaba para que bebiera.

Mientras charlaba observé que mi hermano y su amigo se habían quedado observando de reojo, pero al ver que sonreía y conversaba con ellos se fueron tranquilos. A los pocos minutos les dí un par de soles para su trago, me despido de ellos y me voy a mi casa.

Me gustaría saber si alguna vez alguien podría arriesgarse por mi,... ojalá nunca lo sepa.

2 comentarios:

Claban dijo...

jajaja.... creo que a muchos nos ha pasado, el que un individuo que se acerca amenazador, resulta un compañero del cole... me paso a mi, hace un par de años, regresando a media cuadra de casa, 2 tipos con un aspecto de lo mas lamentable, unos pastrulos, me interceptaron y cuando ya pensaba que había perdido, me dice uno "promoción, laban, te acuerdas de mi, soy Amoreti..." ..uff, luego del saludo y una propina para el amigo en desgracia me fuie tranquilo...de la que me salve :D

El MAF dijo...

¡que buena! extraña mezcla de orgullo y verguenza tener de ex-compañeros de cole a unos borrachines pandilleros. :D