sábado, 15 de octubre de 2011

Aracnofobia

Casi nadie sabe que una de las cosas que me dan pavor son las arañas, y no me refiero a las que uno puede encontrar en la casa o en el jardín, sino las que salen en las películas de aventurar o de terror. ¿Pero cómo empezó este miedo?

Mi primer encuentro con las arañas fue cuando era niño, cuando junto a mis amigos de barrio (Muchos de los cuales ya no viven en mi cuadra tal como lo escribí en un post anterior) solíamos jugar en unos terrenos vacíos que había en ese tiempo cerca a mi casa, y uno de las cosas que más nos gustaban era capturar insectos (arañas, avispas, abejas) con la intención de hacerlas pelear. Éste juego bizarro se puso de moda durante las vacaciones de verano y creo que solo duró una sola temporada.

Como todo niño que no mide el peligro, uno siempre se iba a la caza de las arañas más grandes sobre todo esas negras de 3 cm que solían ocultarse en los montículos más alejados del terreno. La forma de atraparlas era sencilla y con la práctica uno se hacía experto… aquí los pasos:
  1. Con la ayuda de unas bolsas se tenía que atrapar algunas moscas que los encontrábamos en los jardines que abundan por la cuadra. También atrapábamos mariposas y polillas.
  2. Luego agarrábamos una mosca para colocarlo en la parte más alejada de la telaraña. La idea era que con el movimiento que la mosca hacía para tratar de soltarse la araña lo sentiría y saldría de su escondite con la finalidad de atraparla (Tips: Si el movimiento de la mosca no es suficientemente fuerte para hacer sacar a la araña se suele soplar sobre la mosca con la finalidad de provocar mayor movimiento a la telaraña).
  3. Las arañas no son tontas... solo sacan la cabeza por el agujero y se toman su tiempo antes de sacar todo su cuerpo y avanzar hacia su presa por lo que uno tiene que ser paciente.
  4. Cuando las arañas se preparan para ir donde su víctima suelen ser rápidas tanto para capturarlas como para llevárselas a su agujero. Es por eso que el tamaño de la mosca es importante porque a más grande más se demora la araña.
  5. Hay que tener listo el recipiente que guardar la araña, algunos lo hacían en una caja de fósforos, otros en una bolsa y otros en plásticos transparente con tapas. Yo tenía un recipiente rectangular amarillo con tapa transparente que años después lo use para disecar insectos pero eso es otra historia.
  6. La mejor manera de atraparlas es agarrándolas del abdomen para luego echarlas en el recipiente. Nunca tirarlas al piso porque por lo rápidas que son suelen ocultarse por cualquier hueco; tampoco agarrarlas de las patas por que podrían morderlo a uno (Solo a uno le paso... felizmente a mi nunca).
  7. Las avispas y abejas se atrapaban de la misma forma (Agarrándolas del abdomen), solo que estás se agarraban cuando estaban sobre una flor, momento en que se quedan quietas durante varios segundos… Siempre quise agarrar un abejorro pero nunca pude hacerlo porque no se dio la oportunidad.
Las abejas siempre perdían pero no me acuerdo cuantas veces gano mi araña ni cuantas veces ganó mi avispa pero recuerdo que en ese tiempo no las tenía miedo puesto que las que existen en las casas y calles no son nada comparados con lo que vi posteriormente.
Mi segundo encuentro fue cuando estaba en secundaria, a un primo mío le regalaron un auto (era un Hillman Hunter) que provenía de Iquitos y lo colocaron en la cochera de la casa. Creo que fue al día siguiente cuando entré a la cochera para entrar al auto para recoger unos casetes que había en la guantera cuando me percaté de una mancha negra en la pared cerca al techo. Al levantar la mirada vi lo que nunca pensé ver en vivo y en directo y que hasta ese momento solo lo veía por televisión: era una espectacular araña de color negro del tamaño de mi mano y tenía patas delgadas. En ese momento se me vino a la mente lo poco que había leído de las arañas silvestres (Pues era silvestre porque de seguro había venido en el carro y como ya dije, el auto vino de Iquitos donde la ciudad vive al lado de la naturaleza selvática) y recordé lo que en ese momento creí importante: algunas arañas solían saltar… Si hace años hubiese capturado esa araña para hacerla pelear hubiese sido campeón… al volver en sí salí de la cochera y luego regresé con la escoba, un insecticida y un balde por si saltaba o caía meterla ahí para disecarla. Por desgracia no se me ocurrió ninguna forma adecuada de atraparla por lo que se estropeo su capturar teniendo que matarla.
Mi tercer y último encuentro con estas arañas de TV se realizó en Iquitos mismos cuando estuve trabajando por allá a principios del presente siglo. Estuve alojado en la casa de un primo que quedaba en el distrito de San Juan, distrito que se encuentra rodeado de la selva, y q está a media cuadra de “el Monte”, local donde se realizan buenas fiestas y donde se presentan diferentes grupos de la región. Un día, o mejor dicho una noche, estaba solo afuera del local cerca a las rejas viendo a lo alto el estado de fiesta (Se llama el Monte porque el local se encuentra sobre una loma o monte por lo que hay que subir una escalera para llegar al recinto). Estaba por animarme para ingresar cuando desde unos matorrales que estaban a metro y medio cruzando la reja vi una mancha negra que comenzaba a moverse en el suelo. Lo que vi era para no creerlo, parecía que el destino tenía previsto hacerme conocer todas las arañas monstruosas existentes: era una tarántula más grande que mi mano y velluda por todos lados y lo peor de todo… SE DIRIGIA HACIA MI. Cuando estaba por buscar un piedra para tirarle me acorde que Iquitos tiene la peculiaridad de que no existen las piedras… la única forma de conseguir piedras es comprarlas o traerlas por barco o avión… Cuando ya la araña estaba a menos de un metro y estaba a punto de retroceder varios metros de ella, un personal de seguridad de los que custodiaban el ingreso de las personas se percató de la araña y sin mayor asco y con la ayuda de sus zapatos industriales de punta de acero piso la araña. No puedo negar que me dio nausea porque cuando retiró el zapato un masa pegajosa de color verde se estiraba desde el piso como cuando uno agarra un pedazo de pizza recién sacada del horno.
Ha aquí mi historia y espero no ver más arañas al menos que estén disecadas.

No hay comentarios.: